E n la penumbra de la madrugada, tu visita inusitada, me despierta. Los besos furtivos se fueron, evocando el recuerdo , de hace mil cuatrocientos sesenta días. La bella sonrisa, pintada en tus labios. Y esta inefable sensación, de tenerte y no tenerte. Y me visitas. No se si estoy dormido, o despierto. Te falle . Amor bendito. Tomaste mi mano, sentada a mi lado. Como el tronco del árbol, a sus raíces atado. Te quise. Te amé . Fuiste mía. Y te juré por toda la vida, hace mil cuatrocientos sesenta días. Y viajamos a León. El seco paisaje. El cielo azul. El mar: Mi corazón. Tu olor, en mi piel impregnado. El mercado, la calle, el sol la gente. Y el mar: Tu corazón. Y pensar, que esto, es nada, sino un recuerdo . de hace mil cuatrocientos sesenta días. Te estoy pensando. Mas no sé si estoy llorando o riendo. Porque aquel día, el tiempo se detuvo, y yo con el. Te vi desnuda.