Sus ojos de miel, parecían dos estrellas que se acercaban con timidez, pero no era eso, era otra cosa... Sus cejas y pestañas, eran como un paraíso lleno de esplendor, y pensar que ahí dentro, moraría cual ruiseñor, pero no era eso, era otra cosa... Su piel brillaba, como leche y escarcha. Tan suave, tan bella. pero no era eso, era otra cosa... Su cabello como de terciopelo, una cascada hermosa, oda a la belleza. pero no era eso, era otra cosa... Su boca que invitaba, a contemplarla eternamente, sería dulce su sabor. pero no era eso, era otra cosa, mi señor... Sus manos eran como de porcelana, un tacto delicado, casi como pétalos de una rosa. pero no era eso, era otra cosa... La figura de su cuerpo, de pie, como estatua de mármol, Obra de arte, de su creador. pero no era eso, era otra cosa... Sí, sus suaves curvas, un suave sentir, era como la vela que nunca se apaga. pero no era eso,