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Mostrando entradas de febrero, 2015

Lamento

P ara que pediré perdón, si al final, volverá a pasar. Como el agua que parece correr hacia el mar pero nunca se va. No entienden que en mis adentros, hay nobleza, y gentileza. Pero también fuego abrazador, que puede matar, y no lo puedo controlar. No entienden que hay algo, que recorre mis venas, y me consume y me vuelve vulnerable, como con el corazón herido. Y no saber hacia donde ir, mas sabiéndolo adentro. Y se conjuga todo, hasta quedar harto, y lastimar y lastimarme. Pediré perdón lo sé, y tal vez sea demasiado tarde. Tal vez,  a quien yo amo, ya no me ame. Y seguiré, en mi lamento, listo desde este alto terreno, para hacia el vacío arrojarme, y seguir vivo si acaso, en la mente de nadie. 

Pesadilla

Y o esperaba despertar,  de esa pesadilla, que me atormenta de noche y me atormenta de dia. Pero no, jamás desperté, es la verdad que me toca vivir, cada día, cada hora. Y atenúa mi existir. Era su palabra vana que como estocada venenosa, envenenaba mi triste alma. La cual derramaría, por ella, si me lo pidiere. Y si me lo dijera, hasta el corazón me quitaría, se lo daría, para que el destruido de ella, en su cuerpo, funcione, junto al mio, y tal vez , un poco de mi dulzura le inunde. Pero hoy la parca lluvia, me ahoga, a pesar de creer, que se ha ido, son mis oídos, los que todavía perciben el sonido. El  estruendo aterrador, como el trueno que parece la voz de Dios, me estremece, y parece que mi vida se acaba, y entonces solo quisiera despertar... de lo que parece una pesadilla. Que no la es cuando ella ama y sonríe. Pero es mi amor, como agua dulce que yace, en la cubeta llena de agujeros, que es su corazón. Así que solo díganme,

Si tan solo hubiera

  H ay un pasado, extraño y confuso, que pudo ser maravilloso. Pero no se pudo. Si tan solo hubiera pintado, desde el principio, un triste cuadro.  Uno gris como mi mundo, entonces a su partida, me habría quedado mudo. Seria hoy un paisaje, que evoca una fantasía, tan irreal como mi felicidad. Porque las rosas, por tener espinas,  no pueden cortarse de prisa.  Y me cortaron, por no dejarme, amarla. Y fue nuestro amor, efímero, y basto a la vez.  Parecía lluvia, es cierto, pero era brisa.  Las sonrisas que junto al alba, llegaban,  se quedaron, en algún momento,  entre el espacio y el tiempo, para siempre congeladas. El amor frustrado, es como las gotas de agua, que caen en el mar. Son muchas y ruidosas, pero nadie lo puede notar. Porque por parecer efímeras, parecen que no están. Ese tipo de amor es poca cosa.  Si yo nunca te hubiera abrazado, hoy mis brazos no estarían, abrazando al viento. Y aquí yo, pintándome adentro, el sueño im

Huele a dolor

D olor, enemigo y amigo, que dañas, que carcomes, hasta el mas secreto rincón de mi ser. Vienen días llenos de tinieblas,   las nubes se han vuelto negras. Siento algo parecido al miedo, un amor olvidado, uno abandonado. 3 décadas pasaron y de repente todo se vuelve gris, huele a dolor, huele a su presencia. Con ella llega la arrogancia, con ella llegan los recuerdos y las penas, aquello que fue una simpleza casualidad hoy es olor ofensivo de dolor. Huele a dolor y a la ausencia de la calma. Huele a heridas putrefactas del pasado. Porque al verle, recuerdos grises tengo. Porque todo lo que hubo entre los dos, fue un trago amargo.  No hubo jamás cual llama ardiente del amor, y es que, si acaso la hubo, se extinguió, y hoy tengo frente a mi, los sentimientos mas oscuros. Huele a dolor, porque hubo un intento fallido, porque jamas deseé cambiar la monotonía, por felicidad, porque ante el intento de placer, en mi corazón había un sentimiento de caer, cae

Cerca de tu pecho, te dije adios.

C uando aun estaba oscuro, y el agua como hielo, rasgó mi piel, Yo fui hacia el encuentro de la lejana mujer. Su pecho, su regazo, fue la almohada de mis penas. Y sin embargo, hoy la recuerdo, frente a la montaña verde. El camino iba hacia.. no sé donde, ni tampoco sabía por qué. Pero ella estaba en mis ojos. Su ropa se habría visto mejor guardada. Un rayo de sol iluminaba nuestro sendero, el camino era lento y a la vez tan bello. Su voz era un misterio y su silueta me callaba. Pude besarte,  y ¿qué?. En nuestros corazones, sabíamos que eterno no seria, porque nada es eterno, ni el universo entero, Por que cuando así lo quiera, puede destruirlo su dueño.    Tenia, esa ceja coqueta,  y debajo de ella dos estrellas, dos estrellas. Un resplandecer en su piel. como pequeños diamantes.  Y observaba yo, su regazo, como niño deseando dormir, como para buscar la paz anhelada, como para por casualidad, su boca encontrar. Eran  bonitos, los minutos, po

Recuerdos viejos

E ra tan bello aquel día, corazón lleno de asombro, en tus pechos me dormía, era, como tocar el cielo. Este es mi escribir es tan solo mi sentir, lo que hoy recuerdo, la pasión, que no tuvo freno. Se calmó una tempestad, solo con un beso. A penas supe existir, en lo callado, en lo sereno. Sentí tus anhelos y tus deseos la vehemencia de tu boca temblorosa. roja como la sangre, Como una cereza. Roja. Las ganas, que son lagrimas,  no pueden detenerse, me dijeron que no me mandara, el corazón, pero, ¿acaso pude yo? Indómito corazón, perverso. no puedo controlar los latidos, porque al final, ese era mi mundo, eterno, placentero mio, solo mio.  La pasión puede ser eterna, pero la razón, maldita y postrera, y mis palmas eran hacia ella atraídas, como azúcar que atrae mil hormigas.    Y te vi junto a mí, clamorosa, y tus miradas, rumorosas, cual piedras preciosas provocan, el saber: ¿quien querría de ti alejarse? Agonizaron aquellos días,  pe

Vestida de Azul

Y o moriré y tu morirás, y mi tristeza conmigo permanecerá. Anhelo el día de mi muerte, para dolor ya no sentir, y dormir sin despertar. Porque cada vez que te veía,  recordaba el cielo y el mar, aquellos destellos de luz azul. Esas partes secretas reflejadas en tu vestido. Soplaban los vientos dolorosos del sur destruyendo todo lo que quedaba de mí, y estabas ahí, tú, vestida de azul. Y casi toqué tu silueta de sirena. Y ¿sabes que tenían tu y el cielo en común? El cielo se despejaba de nubarrones negros, y tu me despejabas a mi, cuando te vestías de azul. Eras una perla extraña de esas que casi nunca se hayan, inalcanzable, sencilla inescrutable que temblar me hacia. Mas yo fingía odiarte, cuando de veras te quería.  Como la tarde azul, del bosque, en ti un trozo de mar o del cielo, Tu y tu vestido azul, guardado junto al recuerdo secreto. Haz que ese, sea ornamento fijo de tu vestido, para que recuerdes, aquella vez que tu sudor, estab