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Mil cuatrocientos sesenta días

E n la penumbra de la madrugada, tu visita inusitada, me despierta.   Los besos furtivos se fueron, evocando el recuerdo ,  de hace mil cuatrocientos sesenta días. La bella sonrisa,  pintada en tus labios. Y esta inefable sensación, de tenerte y no tenerte. Y me visitas. No se si estoy dormido, o despierto. Te falle . Amor bendito. Tomaste mi mano, sentada a mi lado. Como el tronco del árbol, a sus raíces atado. Te quise. Te amé . Fuiste mía. Y te juré por toda la vida, hace mil cuatrocientos sesenta días. Y viajamos a León. El seco paisaje.  El cielo azul. El mar: Mi corazón. Tu olor, en mi piel impregnado. El mercado, la calle, el sol la gente. Y el mar: Tu corazón. Y pensar, que esto, es nada, sino un recuerdo .  de hace mil cuatrocientos sesenta días. Te estoy pensando.  Mas no sé si estoy llorando o riendo. Porque aquel día,  el tiempo se detuvo, y yo con el. Te vi desnuda.

Era otra cosa

Sus ojos de miel, parecían dos estrellas  que se acercaban con timidez, pero no era eso, era otra cosa... Sus cejas y pestañas, eran como un paraíso lleno de esplendor, y pensar que ahí dentro, moraría cual ruiseñor, pero no era eso, era otra cosa... Su piel brillaba,  como leche y escarcha. Tan suave, tan bella. pero no era eso, era otra cosa... Su cabello como de terciopelo, una cascada hermosa,  oda a la belleza. pero no era eso, era otra cosa... Su boca que invitaba, a contemplarla eternamente, sería dulce su sabor. pero no era eso, era otra cosa, mi señor...  Sus manos eran como de porcelana, un tacto delicado, casi como pétalos de una rosa. pero no era eso, era otra cosa... La figura de su cuerpo, de pie, como estatua de mármol, Obra de arte, de su creador. pero no era eso, era otra cosa... Sí, sus suaves curvas, un suave sentir, era como la vela que nunca se apaga. pero no era eso,

Hambre

E n la tierna madrugada, el niño busca y no encuentra, al señor sueño, quien no le acurruca en sus brazos, hoy, igual que ayer, las estrellas ya no brillan. Busca agua bendita, pero la encuentra maldita, para su vida y las de sus 10 hermanos. Es un laberinto fangal, en medio de una inconmensurable desgracia. Hay un ogro, un ogro,  que lo toca sin piedad. Aquí no hay lugar, para ir a rusticar. No hay quien le pueda defender. He ahí, un trozo de pan, para ocho almas, alimento será, quizá dé para uno mas. "Llora, y grita en tus adentros, aquí no hay nadie que te pueda escuchar, Corre, corre, todos los caminos, a mi te llevarán" Sangre, dolor, terror. Recuerdos de cada cicatriz, de una violación. Y tu no interviniste señor. Señor atemporal, ¿hasta cuando los destruirás? Las estrellas no brillan en su ojo, "Quiero salir de aquí", susurra el niño, Mirándose frente al espejo, se dice: "Que la muerte

Yo era para ti

 Y o soñé todos los días pasados, en que haría una vida contigo. Yo deseaba darte mi esperanza, y que te aferraras a ella, como raíz a tierra. Yo quise tu aroma de mujer,  yo desee tu amor, y tu calor. Yo era para ti, y solo lágrimas te dí. Tu eras para mí, y fuiste alegría para mí. Yo pensaba que nunca vería oscura mi mente, porque creí en que lo nuestro seria duradero. Ahora dime reina del caucáseo, ¿porque te deje partir?  Nuestra historia era la canción de cuna, que sonaba en la noche con claro de luna. Yo era para ti y tu eras para mi.  Yo solo conmigo te vi sonreír.  Si puedes responderme, dime ¿porque te deje partir? Lo nuestro no era para el olvido, mas hoy, eres de otro, y yo, de otra. Y yo era para ti, y sin embargo, solo queda de lo nuestro, un triste sonido. Una melodía, amarga, triste y ciega, sonámbula. y nada, tan solo,   un corazón raído.

La hoja

A l fin te pude ver, y, a la vez fingir que no te ví. Al fin arranque la hoja, de mi libro de notas. Esa que cuenta nuestra historia, la he arrancado, y no la puedo romper. La arranque, y no la pude quemar, simplemente no pude. Porque aun si lo hiciera, no podría cambiar la letra que hay en ella. O el estilo en que te la escribí, y aun si pudiera, No le cambiaría nada, porque sencillamente, no me arrepiento de como te ame... esa hoja es de roca, lo que en ella esta escrito, es indeleble. No pueden borrarlo ni el viento ni el tiempo. La hoja esta en blanco, como escrita con tinta invisible. Esta vacía, como mi mente, en la que estando ausente, tu estas presente. Aquel bello día, en el que nuestra historia, empezó a escribirse, con un beso empezando, y con un beso terminando quedo perpetuamente grabado como sello, como si fuese tu piel tatuada, eternamente en la mía.