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Hambre

En la tierna madrugada,
el niño busca y no encuentra,
al señor sueño, quien no le acurruca en sus brazos,
hoy, igual que ayer, las estrellas ya no brillan.

Busca agua bendita, pero la encuentra maldita,
para su vida y las de sus 10 hermanos.
Es un laberinto fangal,
en medio de una inconmensurable desgracia.
Hay un ogro, un ogro, 
que lo toca sin piedad.
Aquí no hay lugar,
para ir a rusticar.

No hay quien le pueda defender.
He ahí, un trozo de pan,
para ocho almas, alimento será,
quizá dé para uno mas.

"Llora, y grita en tus adentros,
aquí no hay nadie que te pueda escuchar,
Corre, corre, todos los caminos,
a mi te llevarán"

Sangre, dolor, terror.
Recuerdos de cada cicatriz,
de una violación. Y tu no interviniste señor.
Señor atemporal, ¿hasta cuando los destruirás?

Las estrellas no brillan en su ojo,
"Quiero salir de aquí", susurra el niño,
Mirándose frente al espejo, se dice:
"Que la muerte te abrace adamarosamente"

Cada día, busca y no encuentra,
hay una sonrisa, que tristeza encierra,
su grasienta cara, por lagrimas marcadas,
Inexpugnable felicidad, ilusiones aniquiladas.

Inclemente sol, del medio día,
es un verdadero cubo de hielo,
ante las abrasadoras palabras,
de aquella que con cual desdén,

 a los cuatro vientos, grita,
su deseo de nunca haberle dado a luz,
pues ella mismo vino a luz,
jamas siendo deseada, y además abandonada.

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