por los pasillos,
de colores blancos y escarlatas.
Con esa triste y pobre esperanza, de poder mirarla.
Subía las gradas, y giraba mi cabeza.
a la derecha o la izquierda.
Pero era natural...
Pero era natural...
que ella, nunca estuviera.
Y mis silentes lágrimas..
dolían en mi interior,
y por orgullo impedí,
que salieran de adentro.
Yo la busqué.
Con insistencia, la busqué.
Y de alguna forma,
que todavía no sé, la encontré.
que todavía no sé, la encontré.
Yo quería su rechazo,
Yo, no quería su regazo.
No por un largo plazo.
Y lo logré.
¿Acaso estoy alegre
de mi futil recordar?
No. Cada paso que doy,
de mi futil recordar?
No. Cada paso que doy,
es abrupto tropiezo.
No es, alegría.
No es, victoria.
Es derrota...
Es un evento pírrico.
No es, alegría.
No es, victoria.
Es derrota...
Es un evento pírrico.
Lo que pudo ser,
como siempre,
me lleva a un mundo triste.
me lleva a un mundo triste.
Y yo aquí, escribiéndole a la nada.
Escribiendole a la oscura noche,
o tal vez al brillo del dia.
Quizá le escriba yo a un rayo pequeño de sol,
que da a mi cara, y me lastima.
Y me perdí, por el tiempo.
Y volví junto con el.
Con el pasar de las horas,
con el pasar de los dias.
Y volví a pisar,
la tierra de los mismos caminos.
Era la misma esquina,
era el mismo árbol, el mismo pasillo por donde ella permanecia.
Y estaba ahí. Su cabello negro,
rizado, ahora mas claro y largo.
Su mirada hacia el sol.
Y la ignoré, o me ignoró.
Era natural su reacción.
su mirar de desdén.
Y sin embargo, en el,
el deseo de hablarme.
Y aunque lo intentó,
hasta el dia de hoy,
era natural que fuese
mi silencio quien le respondió.
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