en el perfume clamoroso,
de las hojas, desojadas,
de este mi destrozado corazón.
Tu que un dia me besaste,
con miel extravagante, alucinante.
Tu que me diste uvas,
sí, aun de tu boca, a la mia.
He aqui, bella mariposa,
un blanco y triste dandelión,
que como yo, está agonizando,
y casi seco, va muriendo.
Te lo traigo, en evocación,
de un pasado, triste y bello.
Nuestro amor. Que nacio,
para morir y resucitar, y finalmente, murió.
Y ahora tu, vuelas,
tan lejos de mí,
en el sinfín del arcoiris
de un nuevo amor, y quizá seas feliz...
...Con ese... afortunado, que ha sanado,
tal vez, las alas rotas,
que sin querer, yo te rompí.
¡Desgraciado de mi!
Y sin embargo, yo,
he guardado un pétalo, del dandelión,
que he descubierto al viento, junto a un montón,
el pétalo lleva una lagrima mía...
...Que, por recordarte, salió,
y por recordar tambien, aquella calle,
en la que junto a mi volaste,
y porque recordé, aquella ambar tarde,
en la que eternamente me abrazaste,
como para nunca irme de tí.
Y no obstante, me fui.
Bella mariposa:
ten este triste y blanco, dandelión,
y recuerdame, por un instante,
y si me sientes, sonrie calladamente,
Para que sus débiles pétalos, junto al aire vuelen,
mientras tanto, yo, pasare amandote, sí, amandote,
silentemente, para siempre.
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