Era una de esas tardes,
en las que sumergido en mi hastío,
contemple la gris escena,
que acompaña mi tristeza.
en las que sumergido en mi hastío,
contemple la gris escena,
que acompaña mi tristeza.
Pensar que serás de otro,
de otro, que pueda darte, el amor,
que no pude darte yo,
Empieza el dolor.
Duele imaginar, que tu rostro de seda,
descansaría en su regazo.
Lo sabía, desde que me dijiste te amo.
Y yo, aquí, adherido a este sufrir.
descansaría en su regazo.
Lo sabía, desde que me dijiste te amo.
Y yo, aquí, adherido a este sufrir.
Es así como debe ser,
buscaste insaciable otro amor,
uno que no sea como el mío,
uno que te libre de penas,
que nunca se termine de veras.
En esta tarde, de primavera,
no estas conmigo, ni estarás,
y me siento gris
es el, quien te merece, y te merecerá.
no estas conmigo, ni estarás,
y me siento gris
es el, quien te merece, y te merecerá.
No. No voy a plañir.
Mi voz se apaga sin ti,
lo sé, pero por ahora bastará,
con recordarme dormido en tus labios carmesí.
Aquella tarde, te fuiste con el..
no se si sufriste,
y sinceramente no me interesa.
Pero, se que sonreíste.
Aquella misma tarde, volviste.
Y te dije:
«Aunque siempre te tenga el,
yo te tendré eterna en mi piel».
Me besaste, como la luz etérea de la luna,
que toca de mis ojos las pestañas.
Navegué como loco en tus cabellos,
y mis manos se volvieron tu sábana.
Aquella tarde...como nadie desee morir,
aquella tarde, llegó, y desapareció,
dando paso, a la fría noche, y con ella tu calor,
el que terminó, con mi dolor.
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