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Ardor

  Soy feliz, solo, cuando hago lo correcto,
pero exijo mi muerte, cuando no.

 Y, sin embargo, no sucede. 
Y la frustración me invade.

Alegre está, el amo del escarnio.
La rata que logra introducirse,

hasta por la mas mínima grieta, y me consume,
como la sustancia que corre y carcome mis venas.

Feliz ardor, combustible del dolor,
inexistente para mi, es el amor.
Ira! no la puedo controlar.
Hasta que ha pasado cual vendaval.

Tú, que hiciste el circulo de la tierra,
Y el mismísimo centro del sol, y las estrellas,

¿No ves que no te sirvo?,
¿Para que me quieres aquí?

¿que vez en mi, que se parece a ti?
Tu que me creaste. Si, también me puedes destruir.

Te pido por favor,
me devuelvas  a donde estaba antes,
Devuélveme a mi lugar.
La inexistencia, porque ese es mi hogar.

Y entonces, existiré solo
en el pensamiento cansado.

En un recuerdo,  tal vez,  ya olvidado.
de aquella, a la que pude hacer feliz.

Y nada mas. Y tal vez lo será en esta vida, 
y en la que en muy poco vendrá.

Y vivirá una vida feliz, pero ya sin mí.
Por que tú, Oh grande tal vez, ya me hallas barrido.

Como se barre el tamo, o como se barren,
 los fragmentos quebrados de un  grotesco adorno de barro.

O tal vez me des tu ayuda,
y de esta pesadilla me hagas despertar,

 convencido de que puedo,
y que solo, en esto nunca me dejaras.

Así quizá, haya un ardor, sin dolor.
Y ya no sea mas, el triste que soy.

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