Fue así como paso, el corazón yacía casi vencido por el indómito e irresistible deseo de tenerle en los brazos, aquel deseo que fue y que es en la inerte memoria, y lo será en el olvido, secreto para siempre. Aun si algún día algo cambiare de opinión, y llegase a ver como hace mucho, y llegue pues, a desear el maldito único secreto, pusilánime querer, paupérrimo tanto, como yo, quizá sea ese un premio, quizá, pues, no podemos decir “mañana”, porque a duras penas creemos decir “hoy”, y es secreto para dos, secretos, para los cuerpos espirituales, secreto para la luna, o el sol, secreto para la arena y para el mar, secreto para, una garza y una cabaña, secreto para ese camino, para nuestras sombras y para el corazón.
Sé porque temblaste, sé porque fuiste tibia o sé porque no
deseaste irte, lo sé, lo sé, y hasta brisa amable del mar sabe que un ruiseñor
lleva tu nombre, y el bajo-débil rayo de sol, vio su espalda, y el deseo de hacerte algo fuera de lo
habitual, dejaste asi que mis labios peinasen tu suave cabello, largo y corto, deja que
mi nariz acaricie la tuya, como un juego de algodón, y yo temblaré aún más
porque no me basta tu quietud sobre la arena, ni mi detención bajo las arenas
movedizas del mar, porque fue enorme el sentir, y extremo mi latir, porque
después de aquel beso, he qué dado sin rumbo como el ave que sin rumbo vuela,
como la hormiga que sin cabeza se queda.
Haciéndose mis ojos un espiral, visitando una la quinta
dimensión de una área que escapa a la imaginación común, y cerca del derrotismo tan solo se pudo en realidad, llegar hasta el final sea para bien o para mal,
sobre mí, a nadie le tiene que importar. No es justo y quizá me merezca
cualquier final, tal vez ahora yo visualice un final o dos o tres, pero
cualquiera merezco, me lo merezco, y solo será el resultado de una acción progresiva
y espontánea.
Repasando el pasado, deteniendo la imagen mental del recuerdo, asi fue. Y el sonido triste de tu voz y tu mirar.
Y sentí secreto el sabor de tu lengua, tan calmada, sumisa por instantes, sentí, el sabor de tu boca, fue perfecto fue discreto hubo entonces el aroma de una reina, la reina del caucáseo. Que perfumó mi entero ser con un suspiro, con un letargo, agudeciendo de manera impetuosa y violenta un abrazo. Fue secreto el fino de tus dientes, como finas hojas de cuchillos, que invitan al éxtasis, fue tan humeante aquella hora, fue alucinante, más yo morí, firme en pleno combate.
Has vuelto a la tierra, eres lo que eras antes de nacer: nada.Y junto a tu recuerdo vano y olvidado, del alegre sentir, de la soga reventada en tu cuello, no hay mas que decir, asi fue.
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