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Recuerdos de un amor abstracto


¿Dónde quedó el valle del Guayabal? No hay donde mis pies no puedan llegar, fue esa la sola noche y la sola tarde, los días de nuestra vida en que existimos, en el parque mientras viste la luna o el cielo,  fue secreto el privilegio, de acercarme a tu espalda con ternura y dulzura, lento y discreto buscando mi mentón tu hombro acariciando suavemente tu mejilla sin decirte una palabra, suficiente para que te sintieras segura, solo me imaginé los recuerdos de lo que pudo ser, pero no fue. Y cuanto placer!  Solo en mi mente pude esperar mis brazos a tu cintura pudieran rodear.

Quise ir a ver la Piedra de San Ramón, y entonces desde no sé dónde, olvidar la soledad que poseo. Un cuerpo. Par ver ese paisaje del que nunca hablaste, y aunque no haya la tal arena bajo los pies quizá se la luz del día la que venga a mi sien, y sea tu recuerdo bello, aroma de mujer, el que duerma de nuevo mi entero ser. Y entonces otro beso, secreto, como la primera vez, suave y llena, con furtiva sensación, yo en ti y tú  en mí, siempre en lo secreto.

He visto como una diminuta luna, está plasmada en la piel, lo sé, fue lento mi ver y mi observar, ahora mismo lo recuerdo, ¿Cómo podía respirar? Desde entonces ha habido en mí un incremento de mi frecuencia cardíaca. Es la contracción demasiado rápida de los ventrículos, "no puedo estar sin ti", no es cierto disfruto de estar sin ti.

Aunque me pidas un millón de veces que te extrañe, lo hago y me encanta. Déjame sentir esto por favor, lo que yo sienta es lo de menos, se feliz, por favor, si es posible en la lejanía de mi presencia, si no lo deseas, lo respeto, pero tus besos me han dejado desnuda la vanguardia, desnuda mi retaguardia.

Este secreto se convirtió en un beso exclusivo, alucinante eran tus labios húmedos, voluptuosos, mis dedos temblorosos, los cuales desearon hacer un remolino en tu piel, no existen varias vidas, pero se necesitan varias para calmar estas ansias de hacer una sola vida con usted. 


Ridículo, sin sentido, mis palabras se forman al ritmo de corazón, parecía un beso que solo te di hace tres años, en lo inhóspito de mi mente, eso que he fabricado en muchos años longitudes y tamaño. Escúcheme reina del Cáucaso tengo este beso para ti, absorbente, expansivo, todo para enloquecerte. En ese micro me despedí de ti, y ¿Qué si soy así? 

Quizá triste quizá vacío, quizá a veces hasta explosivo, pero llevo extrañándote como un auto-castigo, por años, y se acabó, desde entonces hace mucho y desde entonces hace poco, se ha dormido el sentido después del adiós, que dijo tu mano  y permanece despierto el sentimiento o mas bien muerto como vos. Dejo ahora de soñar mi piel con tu placer prohibido, ese deseo secreto insaciable e interminable, bajo aparente calma que escondo en una sonrisa triste. Pero permanece como un recuerdo de un amor abstracto. Hoy en el olvido para siempre y desde siempre.

Como abstracta es la vida, como confusa las moléculas y las células. Un holograma del recuerdo olvidado, extraño, sublime, hermoso, efímero y violento. Misterioso, abstracto, inerte como ahora es el verte.

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